El viaje oceánico

¿Cómo y adónde viaja un fugitivo republicano indocumentado e indigente en la Francia de 1939? La respuesta histórica es a México. Para canalizar la evacuación hacia países americanos de acogida, el presidente republicano Juan Negrín creó en Francia el Servicio de Emigración para Refugiados Españoles (SERE). Este éxodo se frenó por la ocupación alemana, pero se retomó en 1942 desde los puertos mediterráneos. México fue el país que más refugiados acogió, unos 21 750, gracias a la activa solidaridad de su presidente, Lázaro Cárdenas.

El procedimiento consistía en solicitar el embarque al SERE, dando los datos básicos de identificación, profesión y filiación política o sindical. La embajada mexicana emitía a los aceptados que carecían de otra documentación un pasaporte especial en el que daban por buenos sus datos, lo que abría la posibilidad de cambiar la identidad a quien lo desease. La entrevista del personal del SERE, para evitar la presencia de “provocadores, espías y agentes fascistas enquistados”, serviría de limitado filtro frente a tan ingente muchedumbre.

El rastro del fugitivo se pierde en la tumultuosa Francia de preguerra. Utiliza las facilidades que ofrece México, pero no hay pistas para su identificación entre el pasaje de los barcos que transportaron a miles de republicanos hacia Veracruz. El Sinaia partió de Sète en mayo de 1939 con refugiados procedentes de los campos de confinamiento del Rosellón, como José Marinero. El Ipanema y el Mexique salen de Burdeos y llegan a Veracruz en julio, entre otros barcos que llegan con refugiados.

Si el viaje oceánico se hizo al margen de estos cauces, la alternativa era un barco de línea regular desde Nantes. El Flandre, de la Cie. Générale Transatlantique, era el paquebote que cubría el servicio regular, con salidas en octubre y diciembre de 1938; y abril, mayo, octubre y noviembre de 1939, pero hacía escala en Gijón y Vigo. No se conserva la relación de pasajes de esta ruta marítima. La última opción, un carguero.