Rumbo a nuevas tierras, nuevas estrellas

El clandestino en Olhaberrieta es un menor cuando es capturado en 1936. Carece de experiencia política propia y de correligionarios, por lo que el consulado republicano de Hendaya le resulta ajeno. No quiere regresar a España, donde no ha conocido más que horror y miseria, y le ofrecen sus contactos en las Américas para empezar una nueva vida. Procedentes de caseríos recónditos, la práctica de cruzar el Atlántico hacia California o Nevada está extendida en Banca.

El agente de inmigración que tramita el pasaje y visado en el valle es Monlong, a quien recurren en ocasiones los refugiados republicanos para su embarque. Aunque es conservador, facilita las gestiones, pero nada puede hacer en este caso: un indocumentado, un rouge huido, sin posibilidad de que las autoridades estadounidenses le concedan la entrada por Nueva York. Tendrá que probar por México.

¿Cómo pudo financiar el pasaje?

Pilar Belzarena contaba en Iragi que arreglando caminos. Caminos forestales, cabe precisar. En la parte superior de la regata está el bosque –Forêt d´Hayra–, cuya gestión es competencia de Le Syndicat de la Vallée de Baïgorry. Su aprovechamiento forestal era intenso; junto a los lotes habituales, extraordinarios “para aprovechar la penuria actual de combustible mineral”, que se propone en agosto de 1940.

En el padrón de 1936 constan siete leñadores italianos, socorrida ocupación también entre los refugiados republicanos. En marzo de 1945, las autoridades francesas[1] proponen que sean esos españoles desmovilizados quienes reanuden la reparación de caminos y el acondicionamiento de la carretera de Haira, paralizados tras la ocupación alemana. En septiembre de 1946, los servicios de inteligencia que vigilan sus movimientos informan de la presencia de entre 200-300 refugiados en una explotación forestal cercana a la frontera en Banca.[2] Felipe Celay, escapado del fuerte en 1944, trabajaba en 1948 en una serrería en Mendive.

La entidad gestora de Haira guarda el abono de jornales por trabajos en el monte entre 1934 y 1938, a 40-60 francos diarios, recibos no nominativos. Un pasaje en cargo, sin derecho a camarote, entre Francia y Veracruz (México), venía a costar 5900 francos en 1938, lo que exigiría un mínimo de seis meses de trabajo en el monte o la reparación de caminos, al margen de su probable colaboración en el generalizado contrabando fronterizo.

 


[1] Escrito de la Dirección de Aguas y Montes de 20-3-1945. Archivo de Le Syndicat de la Vallée de Baïgorry, Urepele.

[2] Archivo General Militar de Ávila, caja 3182.