Este descontrol contable se refleja en los presos de Azagra, supuesto lugar de procedencia del cuarto fugado. Conviene repasar lo que contó el forastero en Iragi sobre ello:
Procedía de un pueblo de la Ribera en el que hubo muchos presos en el fuerte
Para octubre de 1936, un mínimo de 33 azagreses pasaron por el penal. ¿Qué pueblos alcanzan esas cifras? Pero de ellos, tan solo siete, contando a Andrés Zudaire, son testigos presenciales de la fuga de 1938. El resto habían sido puestos en libertad, trasladados a la prisión provincial o asesinados
Fui encarcelado en represalia por la huida de mi padre
La presión sobre familiares en Azagra para forzar la entrega de los escapados ha quedado documentada. El capitán retirado Santiago Bella, al mando de los facciosos, declara en el Consejo de Guerra 49/1937 contra Francisco Prado: “la presentación de Francisco se hizo por ser amenazada la familia con proceder a su detención sino decía dónde estaba. Debió algún familiar comunicárselo, presentándose hacia mediados de agosto”. Cristalinamente similar a lo que narraba el forastero en Iragi en 1997 sobre su caso.
Al estar la cárcel local llena, fui trasladado al fuerte
¿Cuándo son conducidos al fuerte los presos de Azagra? En el pueblo, la casa consistorial acogía en sus bajos la cárcel y un pequeño local que hacía de cartería. En la parte superior, junto a las oficinas, una sala grande donde ensayaba la banda de música. Las detenciones se inician el día 20 de julio y, cuando la cárcel se abarrota, se habilita la cartería, donde estuvieron Paco Prado y Félix Pérez, y el local de la banda. Atendiendo al libro de registro, los primeros detenidos ingresan en el fuerte el 26 de septiembre de 1936. Los sumarios militares y expedientes penitenciarios, desmienten, sin embargo, esta fecha y certifican el traslado masivo de detenidos, al menos 25, en la tarde del 31 de julio de 1936.
Es lo que anticipó en 1997 el forastero que llega a Iragi. Una precisión solo al alcance de quien fuese testigo presencial en Azagra en 1936: la cárcel local estaba llena en julio, pero no el 26 de septiembre, cuando 64 vecinos habían ya sido fusilados.
Ver “Cuadro de presos en el Fuerte”
Fui detenido siendo un menor
Se contabilizan, al menos, 44 menores en el fuerte, 8 de ellos gubernativos, no registrados. Entre los azagreses trasladados al fuerte el 31 de julio, Gregorio Berisa tenía 16 años. Implicado en la resistencia al golpe, es condenado a 12 años de reclusión y registrado en diciembre de 1938. Sin embargo, quien cuenta su historia en Iragi, detenido en desquite, no llega con causa pendiente, y queda en un limbo legal. Su situación, en este sentido, se asemeja a la de seis de sus compañeros en la comitiva del 31 de julio que pasaron por el fuerte y no fueron registrados (C. León, S. Sola, J. Sola, J. Iñigo, H. Gran y C. Cerdán).
Hacía de monaguillo, pues era tiempo que no permanecía en la celda
Aunque sometidos al duro régimen de los adultos, su estatus carcelario era más relajado. Ángel Arbulo: “Cuando llegué me empezaron a llamar “el chaval”. El cura de la prisión fue donde el director y le pidió que no tuviera a ese chiquillo entre tantos revolucionarios porque me iban a echar a perder. Así que yo sólo entraba a las galerías a dormir”.[1] Entre esos menores, Ángel Morato llama la atención por una falta excepcional: no estaba inscrito en el libro de dependencias, que ubicaba a cada preso en el fuerte, carencia que pudo extenderse a otro menor.