El número de presos evadidos y muertos

El balance oficial, a 30 de junio, fue que 795 presos se sumaron a la fuga, de los que 207 murieron en el monte y tres alcanzaron Francia. La cifra de evadidos fue determinada en el recuento llevado a cabo a las 2:30h del día 23, una vez se retoma el control del penal, y con base en el instrumento disponible, el libro de registro de presos.

El número de evadidos muertos generó una confusa sucesión de notas. El informe al Estado Mayor de la 6ª Región en Burgos remitido por el coronel Villanueva el 2 de junio cifra su número en 217. Mientras el operativo estaba abierto, hasta el 15 de junio, es lógico que las cifras fuesen cambiantes, pero no así posteriormente, cuando se pretende hacer un balance concluyente.

El precipitado entierro de fugados sin nombre que alarmaba al gobernador civil; la verdadera identidad de aquellos que, capturados, dieron nombres falsos y fueron muertos “al intentar escapar”; las muertes anónimas por ahogamiento o en el monte de fugados no recuperados; la ignorancia sobre el número de escapados que seguían vivos… provocó incertidumbre sobre el número definitivo.

El informe de la Guardia Civil de 15 de junio se encabeza como Relación de 24 cadáveres no identificados. La dirección del penal recoge en su balance de 30 de junio: “según relación de la Comandancia de la Guardia Civil, han sido hallados 19 cadáveres que no fueron identificados y se suponen muertos otros cuatro penados, si bien estos no han sido hallados todavía”.

En nuevo informe de la Guardia Civil de 20 de julio[1] enumera veintitrés no recuperados, declarados en rebeldía en B.O. de Navarra de 29 de julio, donde se mezclan los tres llegados a Francia, los cadáveres de los no identificados, y aquellos que no han sido localizados.

Con posterioridad capturan a Amador Rodríguez, con lo que los muertos pasan de 207 a 206. Y sorpresivamente, uno de estos fugados en rebeldía, reaparece en Asturias. Benito Paredes, natural de Avilés, preso en el fuerte, participó en la fuga y se le dio como no recuperado. El 23 de agosto, el gobernador militar de Oviedo[2] comunicaba a su homólogo en Navarra, “que en un encuentro con sus fuerzas resultó muerto un individuo que, identificado, resultó ser uno de los fugados del fuerte de San Cristóbal, Benito Paredes Menéndez”. El general F.J. Folla Cisneros, su interlocutor en Navarra, lo rubrica: “no lograron escapar más que dos a Francia y uno a Asturias, en cuya provincia fue muerto”.[3] El Registro Civil da fe de su muerte: “el 9 de agosto de 1938, en acción de guerra, en el n.º 32 de la avenida de Lugo de Avilés”.[4] Cabe concluir que Benito logró regresar a su tierra y allí lo matan. Nueve de agosto. Al alba del día ocho, en la Ciudadela de Pamplona, habían fusilado a 14 fugados considerados dirigentes, por lo que Benito es el último de los fugados que muere en la escapada.

Las cifras definitivas, con la documentación conocida, son difíciles de cuadrar. Queda un frágil recuento oficial y la duda de un acomodo a posteriori de las cifras.

¿Qué importancia tiene este baile de números?

Mientras el foco estuvo en la divulgación de una evasión ocultada al dominio público, hubo dudas[5] pero no un detallado recuento. Las contradicciones en una documentación fragmentaria eran secundarias, dando por buenas las cifras oficiales. Pero ahora se trata de responder si pudo haber otros fugados sobre las cifras dadas.

Si el instrumento que determinaba su número, el libro de registro, carecía de fiabilidad, resulta plausible que, entre los no registrados, alguno hubiese participado en la fuga y, si logró pasar la frontera, no fuese tenido en cuenta. El número de presos en el penal, de escapados, de muertos en el operativo y de quienes alcanzaron la muga, queda en entredicho. Un complicado ajuste de nombres y certezas ocasionado por la masiva evasión.

 


[1] Archivo de Capitanía Militar de Navarra, sumario 1917-1938, f. 108 y 109.

[2] Archivo Intermedio Militar Pirenaico (Barcelona), caja 10 699.

[3] Información 30-1941 del Juzgado militar n.º 2 del Cuerpo de Ejército de Navarra, f.21.

[4] El asiento registral n.º 128 señala como testigo presencial a M. Martínez Menéndez, familiar del fallecido. El investigador Pablo Martínez Corral añade que Ángel, hermano de Benito, había resultado muerto el 9 de julio de 1938 en Gijón por hemorragia interna, según oficio de su juzgado militar n.º 9, y que en la vivienda de la c/ Lugo residía María Paredes Menéndez, quien ya había sido detenida el 5 de mayo de 1938.

[5] En el informe de la Guardia Civil de 10 de junio, entre los 14 muertos identificados, consta Fidel Blanco, quien “no figuraba en la relación de 45 que dio el fuerte en forma de nota”. No figuraba en la lista dada a los perseguidores, pero se le añadió entre los muertos en el operativo. En el cuaderno de fugados cierra el listado con el número 795, confirmando que fue añadido a última hora.

P. Zabaleta detectó en 1979 alguna contradicción en las cifras: se da la amarga circunstancia de que los cadáveres encontrados fueron más que las personas desaparecidas”. N-1936 achacó la discordancia a la “posibilidad de que fueran halladas otras personas escondidas, ajenas a la fuga”. Resulta creíble en 1936, pero inverosímil que en 1938 pudieran hallarse fugitivos en los montes aledaños a Pamplona. Por ello, concluye: “el error puede provenir de la propia contabilidad del fuerte”.