El eco de la Fuga. El bulo de la autoría falangista

“Cada mañana, para ganarme el pan, voy al mercado donde se compran mentiras, y lleno de esperanza me pongo en la fila de los vendedores”. B. Brecht, 1941.

La difusión alcanzada por la fuga en los medios fue desigual.[1]

En el bando republicano y prensa internacional, tuvo un eco notable pero garrafalmente erróneo, ya que fue presentada como una evasión organizada por falangistas. La gesta de los presos republicanos quedó ninguneada.

Resulta tedioso reproducir la misma versión en cada medio: Mundo Obrero (PCE); El Socialista (PSOE); Solidaridad Obrera (CNT); Euzko Deya, La Vanguardia, Ce Soir, Le Matin, Sud-Ouest, The Times, The Guardian, New York Times… Todos participaron de la misma fabulación, aderezada con peregrinos detalles: la presencia del dirigente falangista Hedilla o del general Yagüe, levantado contra Franco por los montes de Navarra o suicidado; la inclusión entre los fugados de un hijo del general republicano Miaja; o el supuesto plan de los amotinados para tomar Pamplona; o su marcha hacia Zaragoza.

En el bando franquista la evasión fue censurada hasta ser urgidos por el SIPM a dar una respuesta: “La prensa extranjera adicta a la Causa Nacional da versiones que se apartan totalmente de la realidad, a falta de una versión oficial. Si esto sucede con la prensa adicta, no es necesario insistir la forma como la prensa contraria e incluso la neutra, da cuenta de lo sucedido. Por ello podría ser de gran interés dar una versión oficial de los sucesos […] de que la mayoría de los evadidos son condenados por delitos comunes (asesinos, atracadores, ladrones), y desmentir las versiones dadas en el extranjero y en la zona roja que tienden a suponer la existencia de graves disensiones de orden político en la Zona Nacional”.[2]

El 31 de mayo, el Servicio Nacional de Prensa hace público un comunicado con el que busca atajar la imagen de esas disensiones, habla genéricamente de una fuga de peligrosos criminales, y minimiza su trascendencia. La segunda nota, de 17 de junio, en respuesta a “la prensa francesa a sueldo de los rojos”, daba por finalizado el operativo con la captura de la mayoría y la muerte del resto por su resistencia a la fuerza pública. Reacios a aceptar que la fuga se hizo sin apoyo externo, inciden en la investigación sobre la ayuda de armas pasadas por la frontera y la presencia de extranjeros en los caseríos de la zona.

¿Fue la fabulación falangista producto de la situación política del momento o una intoxicación inducida? A las víctimas en los montes, cabría añadir otra más intangible, habitual en los conflictos: la verdad contada sobre los hechos.

Para dar con las claves de tan disparatado enfoque, resulta primordial recordar el contexto que agitaba la vida política en esa primavera de 1938:

  • El bando republicano promovía, en un momento ya de gran debilidad, la propuesta de trece puntos del presidente de gobierno Negrín para alcanzar la paz; entre ellos, la retirada de los combatientes extranjeros, Legión Cóndor alemana y el Cuerpo expedicionario italiano.
  • En el bando franquista, sectores falangistas y el general Yagüe, caudillo militar de esa facción, perciben que van quedando desplazados a partir del Decreto de Unificación de abril de 1937, que conlleva el poder absoluto para Franco. En el curso de esa pugna, Hedilla y otros falangistas son encarcelados. Yagüe da un discurso en Belorado (Burgos) en abril, en el que hace una velada crítica a la presencia extranjera en el conflicto, italianos y alemanes, por el que fue temporalmente apartado del mando.

La prensa republicana magnificó los hechos: quiso ver en ello disensiones entre los cabecillas rebeldes sobre la propuesta de Negrín. Solidaridad Obrera, de CNT, titulaba el 14 de mayo a toda plana: “Franco contra Falange”. Este caldo de cultivo fue determinante para arrogar la autoría de la evasión a los falangistas

 


[1] Ver Anexo: Prensa.

[2] Informe del SIPM, Irún, 29 de mayo de 1938. Archivo General Militar de Ávila, caja 2328.