El momento político fue determinante para retorcer la información, pero resulta igualmente oportuno señalar el origen geográfico de la fábula, y a quién interesó su difusión en esos términos.
Las falsas noticias acerca del carácter falangista de la fuga se originan en el sudoeste francés, donde dada la situación de asedio y bombardeos que sufría Madrid, se habían desplazado muchas embajadas ante la República española, como la británica, en Hendaya. A su vera estaban los consulados de la República en Hendaya y Bayona, y la Oficina de Prensa y Propaganda Carlista, que actuó desde Nacho Enea, en San Juan de Luz, como “embajada oficiosa” franquista hasta que logró su reconocimiento diplomático.
Todos ellos filtraban información –veraz o falaz– a los corresponsales de las agencias de prensa destacados en la zona,[1] pues parejo al juego diplomático, se desarrollaban las operaciones de desprestigio: “[…] la mayoría de estos casos acaecieron en el Sur de Francia. A lo largo de la guerra civil los Servicios de espionaje, tanto franquistas como republicanos, llevaron a cabo numerosas acciones […], utilizando campañas de desinformación, mucho más sutiles que los falseados partes de guerra o los característicos panfletos”.[2]
La asignación de autoría falangista a la fuga se inscribe en ese momento político y en ese campo de operaciones. El siguiente paso es analizar a quién interesó su difusión en esos términos.
[1] “En este momento, virtualmente toda la prensa inglesa y americana que cubre la información en el lado de los franquistas (Nationalist), disfruta de sus vacaciones en Hendaya y San Juan de Luz”, informa la embajada británica a su ministro Halifax el 25 de mayo. The National Archives, FO 371 22625.
[2] Marina Casanova. La diplomacia española durante la guerra civil.